domingo, agosto 03, 2014

LA ALIENACIÓN DEL TRABAJADOR

viernes, 1 de agosto de 2014

LA ALIENACIÓN DEL TRABAJADOR Y EL PROCESO DE TRABAJO: APUNTES SOBRE TRABAJO ASALARIADO Y CAPITAL, DE KARL MARX

“La emancipación de la clase obrera
debe ser obra de los obreros mismos.”
Karl Marx, 1864

Como es sabido, en el capitalismo las personas son mercancías. Mejor dicho, la fuerza de trabajo (1) de las personas es una mercancía como cualquier otra. De este modo, las potencialidades de cada individuo se venden y compran en el mercado. El hecho de que la venta se realice por un período limitado (el asalariado no se vende de por vida como es el caso de los esclavos), sumado a que la persona pueda elegir a quien venderse y en qué momento cambiar de comprador, oscurecen la comprensión de las consecuencias que se derivan del carácter mercantil de la fuerza de trabajo.

Karl Marx analizó las consecuencias de la mercantilización de las personas, derivada del desarrollo de la producción capitalista, en un escrito temprano conocido como Manuscritos de París (o Manuscritos de economía y filosofía), redactado en 1844. Allí se encuentra la sección titulada “El trabajo alienado”, donde formuló las líneas fundamentales de su tesis acerca de la alienación del trabajador en el capitalismo. La alienación supone la separación radical entre el trabajador y el producto de su trabajo, entre el trabajador y el proceso de trabajo, entre el trabajador y su ser genérico. La alienación, resultante de la propiedad privada de los medios de producción, hace que el trabajo, fuente de riqueza y de posibilidades, sea al mismo tiempo su contrario, fuente de miseria y expresión de la anulación de las capacidades humanas. Marx demuestra que, en las condiciones del capitalismo, el trabajo es, a la vez, fuente de riqueza y fuente de miseria. El desarrollo del capitalismo engendra potencias nunca vistas, pero al mismo tiempo impide el goce del producto de esas potencias a la mayoría de las personas.

Marx continuó el examen de la alienación en escritos posteriores. Una muestra de ello se encuentra en el folleto Trabajo asalariado y capital(1849) (2), donde trata en especial la alienación del trabajador respecto al proceso de trabajo.

“Ahora bien, la fuerza de trabajo en acción, el trabajo mismo, es la propia actividad vital del obrero, la manifestación misma de su vida. Y esta actividad vitalla vende a otro para asegurarse los medios de vida necesarios. Es decir, su actividad vital no es para él más que un medio para poder existir. Trabaja para vivir.” (p. 10).

La economía clásica, desde Adam Smith en adelante, había demostrado que el trabajo era la fuente de riqueza. Pero los economistas tendieron a concebir el trabajo como un proceso meramente técnico, como una combinación de factores de producción. El punto de partida del análisis de Marx es otro. El trabajo no es concebido únicamente como creador de riqueza (en el lenguaje de los economistas esto es sinónimo de creación de mercancías), sino que es la “actividad vital” de los individuos. Esta actividad expresa lo que son los individuos. Los seres humanos son lo que hacen, y dentro de lo que hacen el trabajo ocupa un lugar fundamental. Pero en el capitalismo, su hacer (el trabajo) no les pertenece, sino que le pertenece a otro.

Como consecuencia de lo expuesto en el párrafo anterior, Marx sostiene que

“el obrero no siquiera considera el trabajo parte de su vida; para él es más bien un sacrificio de su vida. (…) Para él, la vida comienza allí donde terminan estas actividades, en la mesa de su casa, en el banco de la taberna, en la cama. Las doce horas de trabajo no tienen para él sentido alguno en cuanto a tejer, hilar, taladrar, etc., sino solamente como medio para ganar el dinero que le permite sentarse a la mesa o en el bar de la taberna y meterse en la cama.” (p. 10-11).

El proceso de trabajo, en tanto transformación del mundo, es el proceso por medio del cual el individuo se crea a sí mismo como un individuo determinado. Pero, al ser el trabajador una mercancía, pierde el control del proceso desde el momento mismo en que se vende en el mercado laboral a cambio de un salario. El proceso de producción se lleva a cabo obedeciendo a una lógica que no es la del trabajador, sino la del capital. De ahí que al trabajador le dé lo mismo realizar cualquier actividad, pues lo que le interesa es el cobro de salario. Todo lo demás lo tiene sin cuidado. Su actividad vital le es ajena. El capitalismo opera así el empobrecimiento más radical del ser humano.

“Por eso el producto de su actividad no es tampoco el fin de esta actividad. Lo que el obrero produce para sí no es la seda que teje ni el oro que extrae de la mina, ni el palacio que edifica. Lo que produce para sí mismo es el salario.” (p. 10).

El hacer es para el obrero sólo un medio para acceder a otra cosa: el salario. En la sociedad capitalista, donde las cosas asumen la forma de mercancía, las personas existen en la medida en que poseen dinero para comprar mercancías. Todo aquél que no llega a fin de mes con su salario sabe de esta amarga verdad. Pero esto determina que el hacer deja de ser importante para el obrero, en el sentido de que no puede esperar de él más que un salario. La transformación del mundo (y, por ende, de la sociedad) es algo que le corresponde al capital. El trabajador, en tanto asalariado, sólo puede elegir qué comprar con su salario (por supuesto, dentro de los límites cuantitativos de éste).

La alienación del trabajador respecto al proceso de trabajo tiene una consecuencia que excede largamente los límites de la “economía”. La desvalorización del hacer tiende a generar indiferencia política. Si la actividad vital es algo que hacemos para otros, perdemos la confianza en nosotros mismos. El consumismo se presenta como un remedio para esta pérdida de confianza. El trabajador se concentra entonces en buscar incrementar su salario, para acceder así a más mercancías. El individualismo y la indiferencia frente a los demás son consecuencias de lo anterior. Pero, y esto es lo más importante, generan indiferencia política. Acostumbrados a que su “actividad vital” sea controlada y organizada por el capital, los trabajadores tienen serias dificultades para desarrollar una política autónoma respecto a la burguesía (los propietarios de los medios de producción).

Marx no deduce de lo anterior que sea imposible una política revolucionaria. Todo lo contrario. Fenómenos tales como la alienación del trabajador respecto al proceso de trabajo determinan que sea imposible esperar que el capitalismo conduzca mecánicamente al socialismo, por el mero despliegue de las “leyes económicas”. Marx plantea (y mantuvo este planteo de modo consecuente durante toda su vida) que el socialismo es producto de la lucha de clases entre el capital y el trabajo, y que es precisamente esa lucha la que genera las condiciones políticas para la revolución socialista. Este punto de vista se encuentra plasmado en elManifiesto Comunista:

“El proletariado se ve forzado a organizarse como clase para luchar contra la burguesía; la revolución lo lleva al Poder; mas, tan pronto como desde él, como clase gobernante, derribe por la fuerza el régimen vigente de producción, con éste hará desaparecer las condiciones que determinan el antagonismo de clases, las clases mismas, y, por tanto, su propia soberanía como tal clase”. (p. 110) (3).

Está claro que la posición de Marx es radicalmente diferente a la de los políticos que pregonan la necesidad de promover la “cultura de trabajo”. Creo que también queda claro a quién beneficia dicha “cultura del trabajo”. Detrás de esa cultura, detrás de las invocaciones al “Estado de todos”, al “bien general”, se esconde algo más prosaico: la lógica del capital y su búsqueda de ganancias a como dé lugar.

Villa Jardín, viernes 1 de agosto de 2014

NOTA BIBLIOGRÁFICA:

Todas las citas de Trabajo asalariado y capital han sido tomadas de la siguiente edición: Marx, Karl. (1985). Trabajo asalariado y capital. Barcelona: Planeta-Agostini. (pp. 7-32). La traducción española corresponde a la editorial Progreso (Moscú). El libro es una compilación de trabajos, que incluye, además del texto tratado aquí, las Tesis sobre FeuerbachLas luchas de clases en Francia de 1848 a 1850 y El dieciocho brumario de Luis Bonaparte.

NOTAS:

(1) Por fuerza de trabajo entiendo el conjunto de saberes y habilidades de cada individuo, que habilita a éste para ocupar una función determinada en el proceso productivo.

(2) Fue escrito en 1847 y publicado por primera vez en NEUE RHEINISCHE ZEITUNG. ORGAN DER DEMOKRATIE (Nueva Gaceta Renana. Órgano de democracia), del 5, 6, 7, 8 y 11 de abril de 1849. Posteriormente, fue editado  en folleto aparte, bajo la redacción y con un prefacio de F. Engels, en 1891 en Berlín.


(3) Marx, Karl y Engels, Friedrich. (2008). [1º edición: 1848]. El Manifiesto Comunista. Buenos Aires: Libertador.

jueves, julio 17, 2014

procesos sociales basicos

CLASIFICACIÓN DE LOS PROCESOS DE INTERACCIÓN SOCIAL

Existen dos amplias categorías de procesos sociales:

1- Los procesos conjuntivos: Son relaciones positivas, por las que las personas se atraen entre sí y se integran. Constituyen una expresión de las virtudes sociales de justicia, altruismo y amor, pues las personas que participan logran un objetivo considerado deseable para ellas. Sirven para perpetuar y mantener la sociedad como un organismo vivo. Los tres procesos sociales conjuntivos son:

1.1- La cooperación: Dos o más personas actúan conjuntamente en la prosecución de un bien común. Es la forma más habitual de interacción y es un requisito esencial para el mantenimiento y la continuidad de los grupos y la sociedad.

La cooperación es una relación recíproca, no puede ser unilateral, pero tampoco exige una cantidad exactamente igual de esfuerzo por cada una de las partes. Las personas aportan sus esfuerzos en forma conjunta y más o menos simultáneamente con el fin de lograr un objetivo. A veces, una de las partes logra más que la otra el bien deseado, pero en la cooperación interesa más el proceso que el producto.

1.2- La asimilación: Dos o más personas aceptan y realizan pautas de comportamiento de la otra parte. Una persona o una categoría minoritaria es asimilada por un grupo o una sociedad. Pero la asimilación no es un proceso unilateral, es interaccional, pues ambas partes participan recíprocamente, aun cuando una de ellas resulte más afectada que la otra. Las diferencias de idiomas, religión, riqueza y educación son obstáculos importantes para la asimilación.

1.3- La acomodación: Es una forma de proceso social en la que dos o más personas actúan mutuamente con el fin de impedir, reducir o eliminar los conflictos. La acomodación ocurre cuando se ha superado un conflicto, y los sobrevivientes aprenden a adaptarse y ajustarse unos a otros. Es un medio de vivir en paz, de coexistir.

Existen diversos grados de acomodación: la mera tolerancia entre las personas; la componenda, proceso en el que una de las partes hace concesiones a la otra; el arbitraje y la conciliación. En una sociedad compleja, en la que la persona participa en varios grupos, puede cooperar en uno y acomodarse en otro.

Los procesos disyuntivos: Son relaciones negativas, por las que las personas se distancian entre sí y se tornan menos solidarias. Los procesos disyuntivos expresan los vicios sociales de la injusticia, la hostilidad y el odio. Las personas que participan tratan de impedir que los demás logren su objetivo. Los participantes están en pugna y no en armonía. Los tres procesos sociales disyuntivos son:

1.4- El conflicto: Es la forma de interacción en la que una o más personas tratan de excluirse mutuamente, ya sea aniquilando una parte de la otra o reduciéndola a la inacción. Su forma más elemental es el conflicto armado, en el que amplios grupos de personas se enfrentan en combate y tratan de destruirse unos a otros.

El conflicto es un medio para un fin. Cuando se habla de conflicto de ideas entre jóvenes y personas mayores, entre dirección y trabajo, no coinciden con el concepto sociológico. El conflicto brota de una competencia y oposición.

1.5- La obstrucción: Cada una de las personas o grupos contrarios tratan de impedir que otros logren sus objetivos, tanto si la persona o el grupo desea obtenerlo o no. Es una forma cortés y elegante de conflicto, pues implica hostilidad y antagonismo, pero sin actuar directamente ni de frente al contrario.

A veces la obstrucción se da dentro del proceso de cooperación. Por ejemplo, dos sectores de un parlamento o congreso nacional deben encontrar alguna forma de cooperación para el bien público del país, aunque se empeñen en obstruirse.

1.6- La competición: Dos o más personas se esfuerzan por lograr un mismo objetivo. En la competición, los individuos enfocan su atención en el objetivo que quieren lograr y solo secundariamente en la parte contraria como tal. Todas las personas compiten por un objeto y la competencia es más fuerte si el objeto escasea o es de gran valor.

La competición se lleva a cabo en forma pacífica y tiene una reglas formales, como las reglas de juego de las cartas. La extensión y el grado de competición es mayor en una sociedad dinámica, de clases abiertas, en la que son numerosas las oportunidades, mesurados los valores y acogido con aplausos el éxito.

ACTIVIDADES

I- Contesta con F (falso) o V (verdadero):

___ La interacción social es el lazo o vínculo que existe entre las personas y que se limitan al ámbito familiar o de parentesco.

___ La cooperación es una relación unilateral, no puede ser recíproca.

___ Los obstáculos de la asimilación son: las diferencias de idiomas, religión, riqueza, etc.

___ En la acomodación las personas interactúan para impedir o reducir los conflictos.

___ En la competición los individuos enfocan su atención en la parte contraria como tal.

II- Cita:

a)Los elementos que componen la interacción social:

b)Los tipos de procesos de interacción social:

c)Los procesos conjuntivos de interacción social:

d)Los procesos disyuntivos de interacción social:

 
 


 


jueves, julio 10, 2014

pobreza

.Las medidas de pobreza
En las metodologías objetivas presentadas en este documento se utilizan las
llamadas líneas de pobreza para clasificar a las personas como pobres o como no
pobres dependiendo de a que lado de la línea o barrera en el que se encuentren. Las
líneas se expresan normalmente mediante valores del indicador, habitualmente
monetario, elegido para la medición de la pobreza.
En este apartado se presentan las diferentes líneas de pobreza que se pueden
construir según los distintos enfoques de la pobreza.
3.1. Líneas de pobreza absoluta
Estas líneas reflejan el valor de los recursos necesarios para mantener un mínimo
bienestar. El objetivo es medir el coste que supone la adquisición de una cesta de
productos esenciales (bienes y servicios) que permita alcanzar los niveles mínimos de
satisfacción en lo que a las necesidades básicas se refiere.
Una de las características de las líneas de pobreza absoluta es que de ellas se
derivan resultados sensibles al desarrollo económico, aunque éste se reparta de
forma homogénea entre la población. Por ejemplo, si en una sociedad se produce un
aumento de los niveles de renta, aunque este aumento esté distribuido
homogéneamente en la población, el porcentaje de pobres calculado con líneas de
pobreza absoluta disminuirá.
Una de estas líneas absolutas, ampliamente utilizada, es la que fija un dólar per
cápita al día como el valor de los recursos mínimos que se necesitan para no
considerar que una persona está sumida en la pobreza. Esta línea se puede utilizar
en el contexto mundial, entendiendo por tanto que cualquier persona que viva con
menos de un dólar al día es pobre.
Rowntree, en 1901, construyó una línea de pobreza a partir de una cesta de
productos compuesta por todos aquellos bienes y servicios imprescindibles para
satisfacer las necesidades mínimas de sustento de los hogares. El umbral de pobreza
se establece en el valor monetario de esa cesta más una cantidad fija de dinero
destinada a cubrir otro tipo de gastos como la gasolina o el alquiler. Todo hogar que
tenga ingresos inferiores a esa cifra será clasificado como pobre.
La línea de Rowntree ha sido objeto de muchas críticas a lo largo de los años debido
a que a pesar de que las necesidades mínimas alimentarias están bastante
consensuadas, el resto de bienes y servicios a incluir en la cesta no lo están tanto. La
elección de los productos tiende a depender de la forma de vida de una sociedad
concreta y por tanto introduce cierta relatividad en la supuesta medida de pobreza
absoluta.
Existen otras líneas de pobreza absoluta, por ejemplo la de Mollie Orshanski (1963-
1965), que se aplica actualmente en los Estados Unidos con algunos cambios y
adaptaciones. Esta forma de medir la pobreza consiste en considerar que el gasto en
alimentación de los hogares es una proporción constante del gasto total. La línea de
pobreza se fija multiplicando el valor de los productos alimentarios básicos por el
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inverso de la proporción que supone el gasto en alimentación sobre el gasto total. Por
ejemplo en Estados Unidos en los años 60 esta proporción era de un tercio, siendo
por tanto el umbral de pobreza igual al valo
r de la cesta básica de alimentos por tres.
Esta línea construida bajo una filosofía de pobreza absoluta tampoco cumple los
requisitos de una medida de pobreza absoluta pura. Ha sido atacada alegando que
según la ley de Engel el mayor desarrollo económico de un país hace disminuir la
proporción del gasto en alimentación sobre el total. Este hecho se ha comprobado
empíricamente en algunos países. Se vuelve de nuevo a poner de manifiesto que es
bastante difícil la construcción de una línea de pobreza absoluta, que valga para
distintas sociedades y épocas.
Otras líneas de pobreza absoluta que se han utilizado en ocasiones son las que se
construyen fijando el valor máximo admisible para el porcentaje de gasto en
alimentación sobre los ingresos totales del hogar. De esta forma, se considera pobres
a todos los hogares que gasten en alimentación un porcentaje de sus ingresos mayor
que el máximo aceptable.
Las líneas absolutas son de interés limitado en los países desarrollados. Es en los
países subdesarrollados o en vías de desarrollo donde encuentran más aceptación y
son más utilizadas.
3.2. Líneas de pobreza relativa
Las líneas de pobreza relativa clasifican a las personas de la sociedad objeto de
estudio en dos grupos, las que se encuentran más desfavorecidas, a las que se
denomina pobres, y el resto.
Si se produce en la sociedad un aumento homogéneo del nivel de ingresos, por
ejemplo una subida del 5% de los ingresos para todos los hogares, las líneas de
pobreza relativas proporcionan las mismas tasas de pobreza antes y después de este
aumento. El umbral de pobreza será mayor, pero la proporción de personas pobres
permanecerá invariable. El número de pobres depende de la posición relativa de cada
hogar o individuo en la sociedad. Si estas posiciones relativas se mantienen, las
líneas de pobreza relativa no reflejan los cambios que pueda producir un desarrollo
económico repartido por igual. Para que disminuyan los porcentajes de pobres
calculados con este tipo de líneas es necesario que se produzcan cambios en la
distribución de la renta.
Habitualmente, las líneas de pobreza relativa utilizan indicadores basados en
variables monetarias como son el ingreso o el gasto. En ambos casos se fija un nivel
mínimo de la variable por debajo del cual las personas serán clasificadas como
pobres y por encima, como no pobres. Suponiendo, por ejemplo, que la variable
elegida es el ingreso, el nivel dependerá de la distribución de los ingresos en la
población, de hecho se suele fijar en un tanto por ciento de alguna medida de la
distribución, habitualmente la media o la mediana.
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PROCEDIMIENTO PARA LA MEDICIÓN DE LA POBREZA RELATIVA
3.2.1. ELECCIÓN DE LA VARIABLE MONETARIA
Lo más habitual cuando se trata de seleccionar la variable a utilizar, es recurrir a
aquellas que representan el gasto de los individuos, o bien sus ingresos. Tanto el
ingreso como el gasto presentan ventajas e inconvenientes a la hora de utilizarlos
como variables monetarias en la medición de la pobreza. El ingreso anual, que en
principio parece la mejor opción, refleja la capacidad económica del hogar pero sólo
proporciona una imagen parcial. Los hogares además de los ingresos disponen de
bienes, activos, etc. que también forman parte de la riqueza total del hogar e influyen
en el nivel de vida que los hogares pueden sostener.
Además, los ingresos pueden variar mucho de un año a otro sin que esto suponga
cambio alguno en las condiciones de vida, este podría ser el caso de un hogar que
tenga ahorros, acceso a crédito, o que espere que sus ingresos futuros vuelvan a ser
de la misma cuantía que antes.
Por otro lado, la variable gasto es más estable, ya que los hogares no modifican sus
hábitos de consumo al producirse disminuciones
puntuales de los ingresos, es decir el
gasto depende más del concepto de renta permanente (ingresos esperados futuros o
renta que permitiría que las familias vivieran en las mismas condiciones sin modificar
su riqueza), que de los ingresos actuales. La pobreza a su vez está íntimamente
relacionada con la llamada renta permanente y por tanto el gasto sería una buena
variable para medirla.
La elección del gasto como variable monetaria también presenta desventajas. Se
sabe que las pautas de consumo de los hogares dependen en gran medida del
entorno en el que se viva y de las costumbres adquiridas a lo largo del tiempo y en
muchos casos no tienen una relación directa con los recursos del hogar.
No obstante, es preciso tener en cuenta que ambas variables, ingreso y gasto, están
sujetas a errores de medida. Se ha comprobado que, con bastante frecuencia, las
cifras de ingresos que se recogen en las encuestas infravaloran los ingresos reales,
es el caso del trabajo por cuenta propia o las rentas del capital, mientras que otro tipo
de ingresos, rentas del trabajo por cuenta ajena, se recogen con mayor exactitud.
Esto produce sesgos en la información final
utilizada para realizar análisis de pobreza.
En la medición del gasto también existen problemas generalmente ligados a la
metodología de las encuestas que recogen los consumos de los hogares. Al tratar de
proporcionar una cifra del consumo anual de los hogares se producen desajustes
debidos al proceso de transformación de los gastos recogidos con referencia
semanal, mensual, trimestral etc. en una variable anual, que pretende ser un reflejo
del consumo habitual de los hogares. En cualquier caso, no hay que olvidar que la
mayoría de los errores de medición que se producen son inevitables, son producto de
los problemas inherentes a las encuestas a hogares y no se evitan por muy bien
diseñadas que estén estas encuestas. También influye en la calidad de la variable
gasto la dificultad que supone obtener ese tipo de información, por el esfuerzo que
tienen que realizar los hogares para anotar los gastos detallados durante el periodo
requerido.
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miércoles, julio 09, 2014

domingo, julio 06, 2014

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viernes, junio 27, 2014

La sociología: Estudio del ser humano

La sociología: Estudio del ser humano

La Sociología: “Es aquella parte complementaria de la filosofía natural que se refiere al estudio positivo de todas las leyes fundamentales relativas a los fenómenos sociales”. Así la definió, en 1843, Auguste Comte, y tal definición, pese a haber sido discutida, sigue siendo válida. La sociología se centra en dos problemas: el de la estructura o constitución de la sociedad en sus condiciones constantes (estática social, basada en el orden) y el del desarrollo de la sociedad y las leyes del mismo (dinámica social, basada en el progreso). Para Comte, el individuo es  una abstracción, y la especie una realidad, de lo que se deriva que todo fenómeno es sociología y que ésta abarca a toda la humanidad y a todos los tiempos.
paleolitico La sociología: Estudio del ser humano
Estimologicamente se considera que la Sociología, en tanto que es el estudio de la formación y del funcionamiento de la Sociedad, fue fundada por Auguste Comte, quien la llamó ciencia positiva. Karl Marx, sin ser teórico de la sociología, aportó una descripción de la economía de su tiempo que se reveló fecundisima para los Sociólogos que le siguieron. Durkheim fue el primero que, en contra de Marx, abrió la vía al estudio concreto y métodico de los hechos sociales (Las reglas del método sociológico, 1894). Tras él, Max Weber (1864-1920), Paul Felix Lazarsfeld (1901-1976) y Talcott Parsons (1902-1979) contribuyeron a precisar los métodos y objetivos de la sociología.
Emile Durkheim (1858-1917). Sociólogo Francés. Uno de los fundadores de la sociolgía, el cual vinculó los hechos morales a los hechos sociales, que consideraba independiente de la conciencia individual. Paul Felix Lazarsfeld(1901-1976) Sociólogo y estadigrafo estadounidense de origen austriaco. Se interesó por la metodología de las ciencia sociales aplicadas a la comunicación de masas filosofía de las ciencias sociales, 1970).Talcott Parsons (1902-1979), Sociólogo estadounidense. Definió su sociología como ciencia de la acción, e integró en ella algunas tesis del funcionalismo (Estructura social y personalidad, 1969). Max Weber (1864-1920), Sociólogo alemán. Promotor de una sociología ´´Omnicomprensiva´´ que utiliza ´´tipos ideales´´, analizó el advenimiento del capitalismo y el paso a la modernidad (Etica protestante y el espíritu del capitalismo, 1901. reed. 1920; Sociología de la religión, 1920; Economía y Sociedad,
 1922).
En cambio, que la Sociología como ciencia se encarga de aplicar los métodos de la ciencia al estudio del hombre y la sociedad. Se basa en el supuesto, común a todas las ciencias sociales, de que el método científico puede contribuir grandemente a nuestra comprensión del carácter del hombre, sus actos y las instituciones, así como a la solución de los problemas prácticos a que se enfrentan los hombres en sus vidas colectivas.
La aproximación explícitamente científica al estudio de la vida social apareció en el siglo XIX. La palabra Sociología fue  acuñaba por el filósofo francés Auguste Comte, quien ofreció un elaborado prospecto para el estudio científico de la sociedad, en una serie de volúmenes publicados entre 1830 y 1842; ya que para fines de siglo, se había creado un pequeño ejército de clásicos de la sociología, que todavía tienen gran importancia hoy. A pesar de esos comienzos, la sociología es esencialmente una disciplina del siglo XX, ya que muchas de sus ideas y la mayoría de sus datos seguros han sido acumulados desde 1900.
La reflexión sobre la naturaleza del hombre y la sociedad, incluyendo el registro de observaciones cuidadosas, no es, por supuesto, nueva ni se reduce a los científicos sociales. Los Diálogos de Platón contienen penetrante y todavía correctos comentarios sobre las motivaciones y la conducta de los hombres, como ocurre también en El Principe de Maquiavelo y en El Espíritu de las leyes de Montesquiei. Por consiguientes ¿Dónde podríamols encontrar una discusión más perspicaz sobre el crimen y el Criminal que en Crimen y Castigo de Dostoievsky, o una investigación  más sujestiva de las preocupaciones humanas acerca de la pasión social, que en las novelas de Jane Austen?
Los sociólogos no pueden ignorar estas fuente de percepción y comprensión, como tampoco pueden descuidar las obras de Shakespeare, los ensayos de Montaigne, los trabajos de novelistas, dramaturgos, críticos literarios, filósofos y teólogos. Pero la ciencia social no puede satisfacerse con la percepción literaria o con la reflexión filosófica. Pero, las conclusiones comprobadas y verificadas que los científicos sociales se esfuerzan por obtener difieren claramente de las especulaciones de los filósofos y los teólogos, de los comentarios hechos por observadores de la escena humana,  y de las impresiones de los escritores de creación. En consecuencia dichas observaciones e interpretaciones suelen ser por lo general perspicaces y penetrantes, pero a veces son también erróneas o apenas parciamlente verdaderas, y no están por supuesto respaldadas por una evidencia sistemática o digna de confiar.
La sociología es algo más que una ciencia, es un estudio que envuelve al hombre en su contorno social y familiar; ya que, desde que el hombre nace, pertenece a una familia y desde luego a una sociedad que le rodea.
Pero por más que el hombre quiera pertenecer a una sociedad y hacer el bien por el mundo que le rodea, esa misma sociedad es a la que el hombre debe enfrentar, por esos los conflictos bélicos, las guerras, las devastaciones, provienen de la misma sociedad que le rodea.
Artículo de Enrique A. Sánchez L. visto en primicias.com.do. Fuente foto

lunes, junio 16, 2014

domingo, junio 08, 2014

socialización y control social

http://www.slideshare.net/pablos201020102010/socializacin-y-control-social-2



La proletarización de los informáticos

La proletarización de los informáticos

Un ordenador mítico: la serie IBM 360


Hace cuarenta años la informática era cosa de grandes empresas que tenían grandes centros de proceso de datos separados, segregados del resto de la compañía. En edificios fortificados, con sistemas de aire acondicionado muy potentes, falsos techos y falsos suelos, en donde unos señores vestidos con batas blancas manipulaban ordenadores gigantescos cuya potencia de cálculo y memoria cabría en cualquiera de nuestros teléfonos inteligentes de tercera generación y que no se apagaban nunca no fuera a que ya no se pudiera volverlos a poner en marcha. En aquellos grandes centros se trabajaba con grandes aplicaciones corporativas como la nómina o la gestión de  los almacenes.
Y aquellos señores de la bata blanca eran los informáticos, una suerte de profesión druídica, poseedores de un conocimiento iniciático que nadie – excepto ellos mismos –sabía muy bien en qué consistía y que, en consonancia con el hermético arte que practicaban, cobraban un sueldo muy por encima de la media.
Hoy, en cambio, la informática está metida en todas partes, se ha metido en nuestras vidas hasta unos niveles que jamás habríamos podido imaginar, en nuestros trabajos, en nuestras casas, en nuestros coches, encima de nosotros en dispositivos cada vez más pequeños.
Primero el ordenador entró en los puestos de trabajo de la mano del procesador de textos y convirtió a muchos trabajadores en usuarios de la informática. Más tarde se abrió  paso en el hogar, el ordenador personal se convirtió en un electrodoméstico más y, en tercer lugar, vino Internet de la mano de la portabilidad – portátiles, tabletas, teléfonos inteligentes – que te mantienen permanentemente conectado a una red que representamos por una nube pero que sería más exacto dibujarla como una galaxia. A este proceso de cuarenta años que he resumido en un párrafo es lo que yo denomino popularización de la informática.
Hace ya tiempo que aquellos centros de proceso de datos como tales desaparecieron o, al menos, nadie sabe dónde están, en la nube nos dicen, ¿en qué nube contestamos?. Ni siquiera – con la virtualización[1] – sabes si trabajas con un ordenador que existe de verdad.
Y el informático hace mucho tiempo que colgó la bata, se hizo hombre y habitó entre nosotros, se hizo corpóreo, se desmitificó, perdió clase. Así que el informático, o mejor dicho, la idea que se tiene socialmente de la profesión informática actualmente,  es que se dedica a apagar y encender el ordenador de la secretaria del director comercial, sin atender a diferencias de funciones, conocimientos o niveles. Hoy en día se le llama como se llama al electricista o al tío de la fotocopiadoras, oficios que tienen toda la dignidad del mundo, pero que carecen de glamour.
Antaño le decías a una chica que eras informático y – con tal de no ser el hermano gemelo de Cuasimodo – ligabas, porque eras una suerte de astronauta,  ahora – si eres informático -  necesitas más que nunca ser guapo.
¿Qué es lo que ha pasado en estos cuarenta años?, bueno, la contestación fácil es decir que el grupo de profesiones conocido como “informáticos” se ha proletarizado, descualificado o desprofesionalizado, pero vamos a estudiar con más rigor este problema.
Lo primero que debemos señalar es que he utilizado conscientemente el término “grupo de profesiones” pues la visión social tiende a simplificar la imagen del informático reduciéndolo a una imagen única e indefinida.
Cuando los abuelos matan el tiempo mirando una construcción saben distinguir con un simple vistazo las distintas funciones que se pueden apreciar en la obra, saben distinguir entre arquitectos e ingenieros, capataces, jefes de obra, albañiles, electricistas. Pero si les dejaras en una empresa o departamento de informática sería incapaz de distinguir al administrador de las base de datos del ingeniero de sistemas, a un programador de un director de sistemas. Y si, como pasa en muchas empresas “modernas” no se usa corbata o se trata de un viernes y se pone en práctica el “casual Friday”, entonces no sería capaz ni de “distinguir” entre jefes y subordinados. Como todos andan con teclados y pantallas me diréis que es normal, pero si le preguntáramos a que se dedica un administrador de bases de datos no sería capaz de explicar su función y si explicaría perfectamente la de un arquitecto. 
Luego el primer problema con el que nos topamos es que, a pesar de la popularización de la informática, existe una visión social simplificada de lo que es la organización y jerarquía del grupo de profesiones que se integran en el sector de la informática. Va a resultar que el personal no “sabe” realmente de informática sino que se ha “acostumbrado” a ella. De modo que todos somos usuarios de un montón de aplicaciones, para nosotros la informática ha dejado de ser un arte hermético y, aunque gran parte de la población no tiene ni idea de hacer un programa, ya no le da importancia al hecho de que sean necesarios unos conocimientos técnicos muy especializados para hacerlo.
Este proceso de popularización de la informática ha traído consigo un aumento exponencial del sector y durante algunos momentos de la historia reciente, ha habido una enorme necesidad de especialistas en la materia, hasta tal punto, que primaba más la necesidad de profesionales que la calidad de los productos informáticos que se desarrollaban.
Esta escasez se cubrió en primer término con los estudiantes de informática, recuerdo que en los primeros ’80 nos iban a buscar a las aulas, conozco a muchos compañeros que no terminaron sus estudios seducidos por un buen sueldo. Juventud y dinero es un cóctel que tienta a cualquiera. Comoquiera que seguía habiendo escasez – y como no había una profesión reglada – las empresas buscaron profesionales de otras carreras, al principio las más próximas al sector y que ya habían proporcionado los profesionales de la primera generación de informáticos. Ingenieros industriales, de telecomunicaciones, físicos, matemáticos.
Pero después se abrió la veda y vino de todo, biólogos, historiadores, ópticos y ortopedistas, taxidermistas,  cualquiera que hiciera cuatro cursos y cuatro programas era ya de la profesión. Conozco dos casos de licenciados en filosofía y letras directivos de departamentos de informática que, por cierto, lo hacen bastante mal aunque formulan preguntas bastante interesantes acerca de por qué las cosas van mal. Así que el segundo problema que nos encontramos es el intrusismo profesional que hay en el sector.
Y es curioso revisar cómo el mercado de trabajo ha ido de la escasez a la saturación varias veces a lo largo de estos últimos años, según se iban produciendo expansiones y contracciones en el mercado informático, fundamentalmente, debido al desarrollo de nuevos paradigmas tecnológicos[2].
El último proceso histórico que, a mi modesto entender, ha influido de manera primordial en la proletarización de los informáticos ha sido el propio avance de la tecnología. Durante los últimos años se han desarrollado herramientas para el usuario final muy potentes y programas generadores de otros programas, entre otros, generadores de aplicaciones, para multimedia, para bases de datos, para desarrollar páginas Web y Weblogs. De manera que con unas pocas instrucciones básicas, proporcionadas de una manera muy visual – es decir mediante iconos -, permiten elaborar aplicaciones que gestionan realidades muy complejas.
La principal ventaja de estos generadores es con pocos conocimientos se pueden hacer muchas cosas y su desventaja es que los resultados son muy genéricos y, a veces, adaptarlos a los casos particulares – que es donde suelen satisfacerse las necesidades reales de los usuarios – suele ser difícil y caro.
Pero a los efectos del objeto de este artículo, cabe decir que si con poca formación se puede generar una aplicación con sus altas, sus bajas y sus modificaciones, ¿para qué se necesitan programadores?. La tecnología nos dio nuestro reino y luego nos lo quitó.
Pero es este un blog de sociología, ¿qué nos dice la sociología acerca de lo que le ha ocurrido al grupo de profesiones que forma parte del sector de la informática?. Bien, pues intentando no caer en el tedio, ya que el fin de este blog es divulgar esta ciencia de manera amena, vamos a ver ciertas aportaciones que nos ayudarán a comprender qué es lo que ha ocurrido en estos trepidantes años.
Aunque yo he hablado de desprofesionalización, descualificación y proletarización, como términos equivalentes, para la Sociología de las profesiones no lo son en absoluto[3].
La proletarización o descualificación, que fue definida por el sociólogo norteamericano Harry Braverman, postula que el proceso de cambio desde el empleo por cuenta propia hacia el empleo asalariado incide directamente sobre la naturaleza del trabajo profesional. Este proceso de asalarización ha afectado a todas las profesiones desde el comienzo del siglo pasado, cuando gradualmente se fue pasando de la artesanía a la producción industrial en cadena.
A lo largo de este proceso el trabajador pierde el control sobre su trabajo y sobre el producto del mismo, los profesionales asalariados pierden los valores asociados a su profesión, cayendo en la rutina, en las malas prácticas, la especialización del conocimiento y la enseñanza de la profesión recalcando la tecnología. La dirección de las organizaciones ha invadido las áreas de control profesional para menoscabar el poder administrativo de los profesionales y, en el proceso, los profesionales han perdido estatus y salario.
La desprofesionalización – debida entre otros a M. R. Haug-  en cambio, postula que los cambios sociales experimentados en la década de los años ’60 y ’70, hicieron nacer un nuevo modelo cultural que no acepta la autoridad basada en el conocimiento y desea ejercer un mayor control sobre las profesiones. La tendencia general a la escolarización universal y la mejora de los niveles educativos se interpreta por los teóricos de la desprofesionalización como un fenómeno de reducción de la diferencia de conocimiento entre el profesional y el cliente.
De manera que el monopolio profesional del conocimiento se ha ido erosionando a causa de la mejora del nivel educativo de la población, la división del trabajo profesional – es decir la especialización- y la aspiración de los consumidores de controlar a los profesionales y de alcanzar un equilibrio en su relación, la agregación de clientes en entornos burocráticos y el uso de ordenadores. A consecuencia, los profesionales pierden poder, autonomía y autoridad.
Hay que decir que según Mauro F. Guillén, ninguna de las dos teorías tiene un apoyo empírico apreciable, por lo que se trataría más de filosofía social que de sociología pura.
En mi opinión, ya sea por causa de los capitalistas que van mermando gradualmente el poder de los profesionales – la tesis de la proletarización -  o sea la sociedad en general la que va minando sus privilegios por que va espabilando – la tesis de la desprofesionalización – el caso es que parece cierto que las profesiones en general no es ya lo que  eran y que el prestigio social de las mismas va decreciendo. Ni médicos, ni ingenieros, ni abogados son lo que solían ser.

A mi entender existe, independientemente de la causa – proletarizadora o desprofesionalizadora - , una relación dialéctica entre la sociedad y las profesiones. Esta relación mantiene un diálogo positivo, en el que las profesiones ofrecen servicios a la sociedad y la sociedad les concede privilegios[4] a cambio. Y un diálogo negativo en el que la sociedad intenta reducir los privilegios que le ha concedido y las profesiones luchan por mantenerlos. Se trata de un pulso en el que unas veces las manos andan más cerca de las profesiones y en otras ocasiones éstas consiguen zafarse de la presión. Hoy en día parece que profesiones van perdiendo pero no sé realmente quién está ganando, porque no parece que la sociedad en su conjunto esté beneficiándose de ello.

Relación dialéctica entre la sociedad y las profesiones
Fuente: Juan Carlos Barajas Martínez


Otro motor en la dinámica de las profesiones es la que podríamos denominar la hipótesis del esoterismo, que se ve muy clara en la dinámica de las profesiones informáticas.  Guillén, lo expresa así: “una hipótesis fundamental es que cuanto más tácito y esotérico sea el conocimiento que sirve de base para el ejercicio profesional, más contribuye a la legitimación del profesional, pues resulta más difícil de entender para el profano”.
Con estos dos motores, el pulso sociedad-profesiones y la hipótesis del esoterismo, podemos establecer los principios que marcan el devenir de las profesiones en el tiempo. Según Wilenski, el proceso de desarrollo de las profesiones es el siguiente:
  1. Comienza con el ejercicio de la profesión sin un periodo previo de aprendizaje formal
  2. Continua con la organización de programas de enseñanza que permiten controlar la entrada en la profesión y estandarizar su práctica
  3. Cuando la profesión comienza a contar con demasiados miembros para el mercado existente, los profesionales establecidos se asocian para proteger sus monopolios presionando para obtener una legislación favorable. Los dos instrumentos que se usan para este fin son el establecimiento de licencias obligatorias para poder ejercer y la certificación profesional.
  4. Finalmente, Wilenski señala que la adopción de un código formal de ética profesional supone la consolidación definitiva de la profesión como grupo.
¿Pero qué pasa si una profesión, por muy diversas causas, no recorre todo el camino señalado por Wilenski?. Pues que no es un oficio, pero tampoco es una profesión. En sociología existe el término semiprofesión que creo que describe muy bien esta situación.
Para Parkin, las semiprofesiones son ocupaciones que justifican su demanda de recompensa sobre la base de calificaciones formales, pero que no han sido capaces de establecer un estricto cierre social profesional[5] mediante un monopolio legal o el control del núcleo y la calidad de los aspirantes. Para Fernández Enguita, se trata de un grupo de asalariados, incorporado en parte a la burocracia pública, cuyo nivel de formación es similar al de las profesiones, y que, estando sometidos a la autoridad de sus empleadores, sin embargo pugnan por ampliar su autonomía en el proceso de trabajo y por conservar o ampliar sus ventajas en la distribución de la renta, el poder y el prestigio frente a los miembros típicos de la clase obrera.
Bien ahora, como tramo final de este artículo, superpongamos la historia de las profesiones informáticas – que hemos visto al principio – y el aporte teórico de las distintas escuelas sociológicas que han estudiado las profesiones. ¿Qué es lo que ha pasado en la informática?.
Según Wilenski el primer paso en la creación de una profesión es el ejercicio de la misma sin un período previo de aprendizaje formal. Hemos visto que en los primeros tiempos de la informática, en aquellos enormes centro de proceso de datos, aquellos primeros semidioses con bata blanca y sus locos cacharros carecían de una formación específica y formal, normalmente eran profesionales de otras ramas de la ingeniería o científicos que recibían unos cursos en su empresa o en la empresas punteras de informática, en aquellos tiempos IBM o UNIVAC. Podemos afirmar que el primer punto de Wilenski se ha cumplido.
El segundo punto de Wilenski es el desarrollo de programas oficiales de enseñanza que permiten controlar el acceso a la profesión. A finales de los años ’60 se creó el Instituto de Informática, que fue el primer centro educativo oficial que impartió cursos reglados de informática. La titulación no era todavía universitaria. Hubo que esperar hasta octubre de 1977, cuando comenzó – a partir del Instituto – la Facultad de Informática adscrita a la Universidad Politécnica. Los licenciados en informática fueron los primeros titulados universitarios con un programa de estudios orientado a la formación de las ciencias de la computación, luego vinieron los diplomados como titulación de grado medio. Más tarde a mediados de los años ’90, cambiaron las titulaciones hacia la ingeniería superior y técnica en informática. Veremos qué pasa con las nuevas titulaciones de grado, para mí que vamos a peor, pero esto sería objeto de otro artículo.
Podemos decir entonces que el segundo punto de Wilenski se cumple también, aunque hay que admitir que en paralelo con los estudios oficiales ha existido un cosmos de estudios paralelos de informática en academias y centros más o menos oficiales, así como programas de formación en las empresas.
En el tercer punto de Wilenski encontramos los problemas insalvables. Se producido el asociacionismo previsto en este tercer punto pero no ha conseguido plenamente sus objetivos. La Asociación de Ingenieros e Ingenieros Técnicos en Informática (ALI) y las otras asociaciones profesionales que se han creado no han conseguido después de muchos años de lucha ni el monopolio de las funciones del informático ni siquiera la capacidad para firmar proyectos. A mi entender era una lucha de un pobre caballero contra un dragón enorme, el dragón de un mercado de trabajo con intrusismo institucionalizado y una sociedad poco dispuesta a conceder privilegios a un sector que considera como propio, recordemos que todo el mundo se considera programador o analista. Más aún, a  una sociedad cuya tendencia general es que todas las profesiones de mercado – entendidas como aquéllas que implican una relación profesional-cliente – se están viendo reducidas a profesionales de empresa, en régimen de asalariado y, por tanto, perdiendo estatus y privilegios.
De esta manera, los titulados universitarios en informática, no es que se hayan desprofesionalizado o, al menos, no se han desprofesionalizado más que otros gremios. El problema de la informática es que es una profesión frustrada, es una semiprofesión.
Evidentemente, si no pasamos el tercer punto de Wilenski, no tiene sentido hablar del cuarto.
Ciclo de Wilenski
Hitos en la informática
¿Conseguido?
1. Sin estudios reglados
Grandes CPD, informática corporativa
2. Estudios reglados
Miniordenadores, informática departamental
3. Asociacionismo profesional
Microordenadores, informática personal
No
4. Código ético
Resultado =
Semiprofesión
Ciclo de Wilenski aplicado a los titulados informáticos
Fuente: el autor.
Antes hablábamos de que la informática no era una profesión única sino un grupo de profesiones y hemos encontrado una explicación para los titulados universitarios pero, ¿Qué ha pasado con los que no disponen de titulación universitaria?. Al principio de este artículo hemos visto que también este grupo ha sufrido una pérdida general de estatus y consideración social, pero en este caso, creo que se ajusta más la hipótesis de la proletarización. Por lo tanto, por un lado, los  titulados universitarios no han logrado constituirse como profesión, quedándose en semiprofesión y los no universitarios se han proletarizado[6]. ¡Vaya panorama!, ¡cómo para recomendar a tu hijo que estudie informática!.   
El año pasado estuve en un curso con un montón de ingenieros en informática y en telecomunicaciones y, de éstos últimos, me sorprendió que tenían los mismos problemas que mis compañeros informáticos, subempleo y precariedad laboral. Pero en su caso, habría que estudiarlo detenidamente, me da la impresión de que si podemos hablar de desprofesionalización. ¿Quiénes serán los siguientes?.
Y ya para acabar querido lector, si has tenido la infinita paciencia para llegar hasta aquí lo menos que puedo hacer es regalarte un pequeño ejercicio de prestidigitación, o si lo prefieres, de mentalismo. ¡Sé lo que estás pensando desde hace un rato!, que soy un exagerado y que para desarrollar un producto o servicio informático no es necesario estudiar una ingeniería ni ir a Salamanca. Y que, en cambio, para hacer una casa como Dios manda es necesario contar con un arquitecto. Puede ser, no seré yo quien lo niegue que he conocido a brillantes informáticos no informáticos, pero los maestros de obra que levantaron la catedral de Burgos – y mira que es bonita, grande y sólida – no pasaron por ninguna escuela superior de arquitectura, eran brillantes arquitectos no arquitectos. Pensad en ello.
Juan Carlos Barajas Martínez