viernes, mayo 30, 2014

Cambios en las sociedades globalizadas



Cambios en las sociedades globalizadas

Cambios económicos

Sobre todo en el mundo desarrollado, el sector productivo está incidiendo profundamente en la formación de las personas adultas.  Ya lo hemos considerado en la unidad temática  en la que se trató sobre la situación socioeducativa de las personas jóvenes y adultas. Aprender a trabajar en una sociedad en la que los perfiles profesionales cambian constantemente y en la que la cultura laboral se modifica sin cesar está preocupando y ocupando muchas horas de sus ciudadanos adultos. Merece por lo tanto prestar  atención a las coordenadas en las que este fenómeno formativo–laboral se produce.

Información, conocimiento y producción

El saber y la información siempre han estado presentes en la producción. La rueda y la azada incluyen conocimiento en su diseño. “El poder de la razón y no la fuerza de las armas propagará los principios de nuestra gloriosa revolución”, dijo paradójicamente Robespierre a propósito de la Revolución Francesa. 
Sin embargo, se puede decir que desde el Neolítico hasta hace unos cincuenta años solamente se utilizaban dos características de la materia para producir objetos: la masa y la energía. Un tercer elemento, la información, es el que, desde finales del siglo XX, está incidiendo en los procesos de producción de una manera sorprendente y dominante. Conviene tener en cuenta además que, desde el final de la guerra fría, todo el potencial de conocimiento recluido en la industria de la guerra se ha extendido a la industria del consumo masivo.
La competitividad productiva en la sociedad de la información  no se soporta sobre la cantidad de materia prima que se posee, ni sobre las herramientas, ni siquiera sobre el capital sino sobre en el conocimiento que se gestiona. Podemos diferenciar tres grandes etapas en el uso del conocimiento en estos tres últimos siglos: revolución industrial, revolución de la productividad y revolución de la gestión.

Ampliación: Etapas en el uso de conocimiento

Etapa de la revolución industrial en la que el saber se aplica a la productividad de las herramientas. Es el momento de aparición de la máquina. El sistema de producción se convierte en un sistema de máquinas y fábricas. El hombre no deja de intervenir con la mano pero la fuerza humana se convierte en un complemento de la fuerza “informatizada” de la máquina.
Etapa de la revolución de la productividad en la que el saber se aplica a la productividad del trabajo. El trabajo se analiza en sus distintos movimientos y a cada uno se le aplica  un tiempo. El trabajo quedó sometido a un conjunto de movimientos rutinarios desarrollados a un ritmo ajustado. Este sistema facilitó, en un tiempo mínimo, la adaptación de una fuerza humana “preindustrial” a las exigencias de las nuevas máquinas.
Etapa de la revolución de la gestión en la que el saber y el conocimiento se aplican a la productividad del mismo saber. El saber se ha convertido en un factor de producción primordial en el sentido de que ya no son los recursos físicos de la materia (tierra, carbón, madera ...) ni  tampoco la “mano” de obra ajustada al movimiento de la máquina los factores primarios de producción. La materia prima tradicional está siendo sustituida, gracias al conocimiento y gestión de la información, por la creación de nuevos materiales. Según Peter Drucker (1993) estos cambios, deseables o no, responden a algo irreversible: el saber está siendo ahora aplicado al saber; y este es el tercer y tal vez definitivo paso a su transformación. Proporcionar saber para averiguar en qué forma el saber existente puede aplicarse a producir resultados es, de hecho, lo que significa gestión. Además el saber también se aplica de forma sistemática y decidida a definir qué nuevo saber se necesita, si es factible y qué hay que hacer para que sea eficaz.

Sociedad del conocimiento y desmaterialización

La sociedad del conocimiento desmaterializa los procesos y los productos.
En cuanto a la desmaterialización de losprocesos de trabajo, podemos decir que en las sociedades desarrolladas en conocimiento se está produciendo un tránsito de la manufactura a la mentefactura  y de la fuerza física al potencial inteligente. En el ámbito laboral, la actividad mental se está convirtiendo en el rasgo dominante de los nuevos perfiles del trabajo y de las nuevas formas de trabajar, de tal forma que estamos pasando de un modo de trabajo caracterizado prioritariamente por la intervención de la mano a otro modo de trabajo en el que domina la intervención de la mente. Es en este sentido en el que se habla de un cambio de época de la manufactura hacia la mentefactura.

El mercado de trabajo demanda competencias relacionadas cada vez más con la musculatura del cerebro que con los músculos de las manos y más con el desempeño de funciones simbólicas que rutinarias.  Ya no se trata tanto de tener fuerza o habilidades manuales como de tener  habilidades y competencias cerebrales. La capacidad para trabajar exige nuevas competencias laborales como la de seleccionar, estructurar, clasificar y ofrecer información. La necesidad de compartir información requiere la capacidad para trabajar en equipo, que se demuestra mediante el desarrollo de competencias dialógicas y de tolerancia. La velocidad a la que está sometido este mundo exige cada día más el desarrollo de la capacidad para adelantarse al futuro mediante el desarrollo de competencias de imaginación y creación. Son estas, entre otras, las nuevas competencias que están demandando los nuevos procesos productivos de la sociedad de la información.
Ampliación: Nuevas funciones laborales en la sociedad de la información

Las funciones cerebrales rutinarias: desempeñadas por el cerebro de una manera rutinaria y repetitiva. Este podría ser el primer nivel del perfil laboral exigido por la sociedad del conocimiento.
Las funciones personales: permiten resolver problemas mediante el aprovechamiento inteligente de las rutinas aprendidas. Funciones como cuidar niños, ancianos o realizar trabajos de mostrador, para los que antes solamente se exigían ciertas rutinas mecánicas, requieren ahora estar acompañadas por habilidades de comunicación, de simpatía, de inteligencia “natural” que las hagan eficaces en los nuevos contextos de exigencia.
Las funciones simbólicas: se relacionan con actividades que exigen un alto nivel de abstracción y de relación;  permiten identificar problemas, solucionarlos y establecer estrategias de aplicación.
La desmaterialización de los productos se manifiesta en que cada vez se produce más con menos. Está surgiendo una “desmaterialización” creciente de la producción en el sentido de que cada vez se requieren menos materias primas por unidad de producto. En el caso de Japón se ha calculado una reducción de un 33% en el uso de materias primas en relación con el producto en estos últimos veinte años.

En los países que se encuentran en la vanguardia de la economía mundial, según el Informe del Banco Mundial (1998/1999) sobre el Desarrollo Mundial titulado El conocimiento al servicio del desarrollo, el balance entre conocimientos y recursos se ha desplazado hacia los primeros hasta el extremo de que aquellos han pasado a ser quizá el factor más determinante del nivel de vida, más que la tierra, más que el instrumental y que el trabajo.  Las economías más avanzadas desde el punto de vista tecnológico están firmemente basadas en el conocimiento.

Toda la preocupación actual de la Unión Europea, en relación con la competencia en el mercado mundial, está centrada no tanto en sus recursos materiales, ni en la fuerza física de sus trabajadores sino en la fuerza mental y en el conocimiento de los mismos. La verdadera competitividad se encuentra en que cada día se produzca más con menos y en que cada vez menos produzcan más. Eso sólo se consigue a base de introducir cantidades ingentes de información y conocimiento en los procesos de producción y en los mismos productos, asegurando la existencia de personas que las puedan producir y gestionar.

Ampliación: Ejemplos de desmaterialización de los productos
  • Una empresa constructora de puentes es más competitiva si conoce las propiedades del hierro o si tiene capacidad para inventar aleaciones de materiales que si tiene mucho dinero para comprar hierro. No es cuestión de utilizar mucho hierro para hacer un puente más seguro sino de aprovechar al máximo el conocimiento de las propiedades del hierro (resistencia y elasticidad) en unas condiciones determinadas.
  • Las empresas de armamento  realizan un trabajo que supone introducir  información en las armas. Es más importante fabricar menos misiles asegurando que la información que incluyen tenga muy poco margen de error que fabricar más cantidad pero con mucho más margen de error por tener menos información incluida. Un misil con un margen de error de un metro es más eficaz que varios misiles con márgenes de error de más de diez metros.
  • Las empresas de automóviles compiten por fabricar unas máquinas que no solamente  transporten a las personas de un lugar a otro sino que las transporten con seguridad y comodidad.

Nueva distribución del conocimiento en las empresas

La nueva forma de distribución de la información y el conocimiento en los ámbitos productivos está generando una nueva política empresarial de relaciones laborales. Del conocimiento concentrado en unos pocos, situados en el vértice de la pirámide, se está pasando a la descentralización y extensión del conocimiento y de la información hacia las bases.

Cada vez son más los que necesitan más conocimiento para trabajar y cada vez son menos los que necesitan recibir órdenes para realizar actividades. De la figura piramidal que ofrecía el reparto del conocimiento en la sociedad industrial se está pasando a la figura de un rombo donde el conocimiento va concentrándose en el centro. 

Gaston Mialaret  se pregunta si el esquema publicado en 1988 en un documento del Alto Comité de Educación-Economía permanecerá válido durante mucho tiempo. Y se pregunta cual será el reparto  del conocimiento en las empresas del año 2050.  La siguiente imagen representa la organización del conocimiento en la empresa en 1982 en forma de pirámide para evolucionar en el año 2000 a la forma de rombo:
Organización del conocimiento en las empresas. Años 1982 y 2000
Organización del conocimiento en las empresas. Años 1982 y 2000

Este tipo de reparto del conocimiento democratiza cada vez más el funcionamiento de las empresas y genera, como ya hemos dicho, un nuevo perfil del trabajador profesional con más capacidad de decisión, con más capacidad de comunicación para trabajar en equipo, con más capacidad de autoorganización al margen del taylorismo y del trabajo sujeto a tiempos definidos en cadena. Todo ello requiere el aprendizaje de tareas más complejas que las tradicionales del obrero manual y requiere una nueva cultura del trabajador, autónomo, consciente y responsable de su tarea.

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